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La fascia es prácticamente inseparable de todas las estructuras corporales y permite crear continuidad entre los tejidos, mejorando su función y dando soporte.

Se trata de una forma de tejido conectivo, tiene células específicas, sustancia fundamental y varios tipos de fibras. Hoy sabemos que una mejor comprensión de la histología de la fascia nos permitirá entenderla mejor, sobre todo con respecto a sus propiedades funcionales.

Dos datos importantes contribuyen a esta afirmación:
• Cambios en la matriz extracelular (MEC) en forma de sitios adhesivos entre filamentos microscópicos observados en la fascia cicatrizada;
• Variaciones en los tipos de colágeno resultantes de las fuerzas mecánicas y deformaciones.

Colágeno 
El colágeno, una triple glicoproteína de hélice, es la principal fibra estructural que da al tejido conectivo su capacidad para resistir la tensión. Hay varios tipos de colágeno, aunque el colágeno tipo I es aproximadamente 90% del colágeno en el cuerpo humano.
La fascia contiene una variedad de combinaciones de tipos de colágeno, incluyendo, entre otros tipos, los tipos I, III, IV, V, VI, XI, XII, XIV, XXI. Hay que tener en cuenta que es el colágeno el que proporciona resistencia a la tensión y el estiramiento, que generalmente se producen en tejidos fasciales como ligamentos, tendones, vainas, fascia muscular, y subcapas fasciales más profundas.

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