Sabemos que nuestros músculos representan el 40% de nuestro peso corporal y en ocasiones, en el deportista un porcentaje superior. Los músculos son el motor del movimiento y por lo tanto son los que más actúan en la práctica deportiva.
Lamentablemente las lesiones musculares son muy comunes en la práctica deportiva. Así que no cabe duda que es de gran importancia tener un conocimiento más profundo acerca de ellas.
¿Sabes cuáles son los mecanismos lesionales?
Entre las varias causas que pueden originar lesiones musculares, tenemos:
Acumulación de fatiga – La intensidad elevada y la duración de una actividad prolongada, pueden facilitar la aparición de lesiones musculares. Durante el proceso de fatiga muscular, hay una reducción de la capacidad de absorber energía y de generar tensión durante la contracción excéntrica, manteniéndose conservada la capacidad de estiramiento fibrilar.
Desequilibrio muscular – Para que un músculo pueda contraerse correctamente, se necesita que otro se relaje permitiendo hacer el movimiento con normalidad. Si el músculo principal se contrae de forma desproporcionada con relación a su antagonista, éste a veces no soportará esa tracción y llegará a romperse durante la contracción.
Alteración en los sistemas de trabajo y de las superficies de entrenamiento – Una deficiente programación de cargas, por ejemplo, puede conllevar a un mayor grado de fatiga muscular en grupos musculares diferentes a los habitualmente utilizados, lo que puede originar la aparición de accidentes. Además, cuando se trabaja en diferentes superficies de entrenamiento, las inserciones musculares tienen que adaptarse a los distintos tipos de dureza del terreno.
Otros factores – Derivados de las condiciones meteorológicas (elevadas o bajas temperaturas, grado de humedad, etc.), condiciones tecnológicas (material inadecuado, mala técnica, etc.), defectos nutricionales, falta de descanso, infecciones, viajes prolongados, entre otras.
El músculo lesionado generalmente pasa por un proceso de degeneración y regeneración. Lee más sobre estos mecanismos en este artículo.
El desarrollo y crecimiento muscular representa un proceso dinámico que refleja la capacidad del tejido para adaptarse al trauma y lesiones, así como a varios estados de sobrecarga, incluyendo el ejercicio físico.
Todas estas condiciones desencadenan una secuencia de eventos que incluyen la regeneración de las fibras musculares y la síntesis de nuevo colágeno. Parece haber un conjunto previsible de procesos que ocurren como respuesta a la lesión, a pesar de que los mecanismos que regulan y controlan estos eventos todavía se estan investigado.
Las lesiones musculares son muy comunes en la práctica deportiva. Los atletas sufren lesiones musculares a través de una variedad mecanismos, lesiones directas ( laceraciones y contusiones) y lesiones indirectas (relacionadas con isquemia y disfunciones neurológicas).
El músculo lesionado generalmente pasa por un proceso de degeneración y regeneración. Las fibras musculares lesionadas sufren primero necrosis, durante la cual las miofibrilas dañadas son eliminadas por macrófagos. La regeneración de nuevas fibras musculares tiene lugar en el tejido conectivo de los músculos. A pesar de que los músculos conservan su capacidad de regenerarse después de una lesión, el proceso de curación es muy lento y a menudo conduce a una recuperación incompleta de la funcionalidad.
Cuando se produce una lesión que daña las fibras musculares lo suficiente para iniciar el proceso de degeneración, la formación del hematoma se produce como consecuencia del desgarro de los vasos sanguíneos dentro del músculo. Esto permite la infiltración de neutrófilos y consecuentemente el proceso de inflamación. La señalización por los neutrófilos atrae a los macrófagos que limpian fácilmente el tejido dañado en el área.
Estas células mononucleares que se han infiltrado también liberan una variedad de factores de crecimiento, que estimulan las células satélite en reposo a iniciar el proceso de regeneración.
Las células satélite inician el proceso de regeneración fusionándose entre sí y con las fibras musculares lesionadas. Aunque se produzca una regeneración activa de las fibras musculares, esta casi siempre va acompañada de un crecimiento excesivo de células de fibroblastos ubicadas dentro de la red del tejido conectivo. Esto crea un crecimiento excesivo de matriz extracelular y forma tejido cicatricial, también llamado tejido fibroso. La fibrosis con frecuencia conduce a una curación inadecuada y por lo tanto a una pérdida de recuperación funcional completa del músculo.
Para comprender mejor los procesos patológicos que ocurren después de una lesión, hemos construido un infográfico. Puedes verlo AQUÍ.
Referencias Bibliográficas
Best, T. M., & Hunter, K. D. (2000). Muscle Injury and Repair. Physical Medicine and Rehabilitation Clinics of North America, 11(2), 251–266. doi:10.1016/s1047-9651(18)30128-1
Li, Y., Cummins, J., & Huard, J. (2001). Muscle injury and repair. Current Opinion in Orthopaedics, 12(5), 409–415. doi:10.1097/00001433-200110000-00008
La Electromiografía (EMG) consiste en el registro extracelular de actividad eléctrica de los músculos y los nervios periféricos. Consiste en la inserción de electrodos de registro en diversos músculos en diferentes partes del cuerpo y el registro espontáneo (en reposo) e inducido (por contracción del musculo) de la actividad muscular eléctrica. La EMG es muy útil en el diagnóstico de las enfermedades neuromusculares.
La EMG proporciona información sobre el estado fisiológico de conducción de los nervios que inervan un músculo. Engloba tanto los estudios de conducción nerviosa (ECN) como la electromiografia coaxial o las técnicas específicas para alteraciones de la unión neuromuscular. Esta combinación permite realizar un diagnóstico topográfico de las lesiones y, además, informa el grado de la lesión. Permite identificar la localización de una lesión que pueda condicionar una parálisis muscular, tipo de la lesión y la extensión de la misma, así como de su localización (encéfalo, médula espinal, axón, unión neuromuscular, o las fibras musculares).
Las respuestas al estímulo eléctrico producen una serie de ondas (potencial de acción) que se registan en la pantalla del equipo de electromiografía, donde se estudian las características visuales y auditivas de esas dichas ondas. La EMG es una exploración dinámica diseñada especificamente para cada paciente, dependiendo de su historia clínica y exploración neurológica.
La EMG permite:
Localizar la lesión;
Distinguir entre debilidad de origen central o periférico;
Diferenciar entre una neuropatía de tipo axonal o desmielinizante;
Valorar el grado de lesión, su estado evolutivo y su pronóstico.
En Fisioterapia, la EMG nos permite conocer el grado de respuesta, activación y contracción muscular ante estímulos externos o internos. En casos de desequilibrios musculares, nos va a ayudar a determinar de manera real, cuál es la mejor mecánica de determinado ejercicio, para activar más o menos una determinada musculatura.
La EMG tiene várias aplicaciones clínicas. Para continuar leyendo el artículo, pulsa aquí.
Referencia Bibliográfica
Guerra, J.L. (2018). Manual de fisioterapia. Manual Moderno, (2a ed.).