Cefaleas
Cefalea es la designación genérica dada a cualquier dolor localizado en la cabeza o la parte superior del cuello (región cervical) y puede tener múltiples orígenes. Debido a su alta incidencia y prevalencia, la Organización Mundial de la Salud, en su revisión de 2010 publicada en el último trimestre de 2012, clasifica el “dolor de cabeza” en los diez primeros puestos de todas las enfermedades conocidas en el mundo.
Cuando las cefaleas constituyen por sí mismas la enfermedad, es decir, no hay otra patología que lo desencadene, se llaman, cefaleas primarias, siendo estas las situaciones más frecuentes. Las cefaleas secundarias son aquellas debidas a otra enfermedad subyacente, es decir, el dolor de cabeza es un síntoma de otro problema.
Esta distinción es esencial, porque el tratamiento es fundamentalmente diferente. El tratamiento de las cefaleas primarias es más complejo porque, en general, son persistentes, causando una discapacidad importante y disminución de la calidad de vida.
Aunque persistentes, las cefaleas primarias tienen un tratamiento “paliativo”, lo que permite, en la mayoría de los casos, llevar una vida normal con una discapacidad mínima.
En las cefaleas secundarias, el enfoque se realiza con el objetivo de diagnosticar y tratar la patología en el origen del dolor.
También hay un tercer grupo de cefaleas, las neuralgias, es decir, dolores de cabeza que se deben a la aparición de un proceso inflamatorio a nivel de los nervios de la cabeza o del cuello y que se convierten en el origen del dolor, siendo el más importante la neuralgia del trigémino y la del gran occipital.
Independientemente de su origen, esta es sin duda una patología con una alta incidencia en la población mundial, sabiéndose hoy que puede estar en el origen de estados depresivos, trastornos del estado de ánimo, cambios posturales, así como otras enfermedades que implican procesos de sensibilización central y periférica. Además, también son una de las principales causas de la medicación y la automedicación, pudiendo a menudo ser excesivas e inadecuadas.
Por lo tanto, es cada vez más importante que el Fisioterapeuta pueda responder a estas situaciones, estando preparado para evaluar e intervenir de manera adecuada y eficaz.
Reduciendo la toma de fármacos, teniendo en cuenta que la evidencia científica y clínica más reciente ha demostrado que otros enfoques, como la Terapia Manual, también pueden tener resultados muy positivos y sin los efectos secundarios derivados de la medicación.
Para el Fisioterapeuta, el tratamiento de la región cráneo-cervical es particularmente complejo, planteando en el terapeuta la necesidad de un conocimiento profundo sobre la estructura y función de estas regiones, así como las técnicas de tratamiento más eficaces, seguras y sobre todo basados en la evidencia científica.
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